
Rodrigo Sopeña es licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad
de Navarra. Ha sido guionista de formatos televisivos como El Club de la
Comedia, Cruz y Raya, El Hormiguero o Latrelevisión, entre otros. Aparte del
guión, también se ha encargado de la dirección de La hora de José Mota, José
Mota presenta, Me resbala, Un, dos, Chef o Nada x aquí. Ha ejercido el oficio
de guionista en obras teatrales y para cine, aparte de cortos, y ha escrito y
dirigido el largometraje La habitación de Fermat junto a Luis Piedrahita.
MARÍA VILLAVERDE: ¿Por qué Comunicación
Audiovisual?
RODRIGO
SOPEÑA: Yo tenía claro que quería ser guionista. Comunicación Audiovisual era
lo más parecido que había. Lo que tenía más relación.
M.V. ¿Y por qué en la Universidad de
Navarra?
R.S. Porque
era la opción más barata. Yo soy de Gijón. Las opciones más cercanas estaban a
500 kilómetros: Madrid (Complutense) o Pamplona. Y aunque Pamplona fuese privada,
el plan era de cuatro años (en Madrid, cinco). Las matemáticas elementales
demostraron en su día que vivir 5 años en Madrid yendo a una universidad
gratuita era más caro que vivir cuatro años en Pamplona asistiendo a una
privada. (Al año siguiente, Madrid pasó a plan de 4 años y se descabaló el cálculo).
M.V. ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene
de sus años de carrera?
R.S. Estaban
construyendo el edificio de FCOM. Un amigo muy cinéfilo –de Humanidades- y yo
estábamos fascinados con el edificio y planteamos al Depto. Audiovisual hacer
un corto en él. Para nuestra sorpresa, nos dejaron cámaras, salas de montaje,
micros, focos, tuvimos profesores que nos asesoraron y ayudaron, incluso como
actores (Jorge Latorre), hasta nos dieron una subvención del Servicio de
Actividades Culturales de la Universidad. Conclusión: si rodamos un corto en la
Universidad estando en primero (y uno era de Humanidades), todo era posible.
M.V. ¿Y la situación más “tierra trágame” que
recuerde?
R.S. Luis
Piedrahita (FCOM 99), otros alumnos y yo hicimos un viaje de estudios a
Londres, con los profesores Álex Pardo y Efrén Cuevas. Nos escapamos una tarde
y salimos toda la noche por discotecas de Londres. A la mañana siguiente, Álex
nos pilló y fue “tierra, trágame” relativamente, porque al reñirnos le entraba
la risa.
“Mi consejo es que nunca se trabaje
gratis. Si tú no valoras tu propio trabajo, es que no debe de valer mucho”
|
M.V. ¿Cambiaría algo de los años de
carrera?
R.S. Sí.
Estuve dos años en un colegio mayor de cuyo nombre no quiero acordarme. Lo
ideal habría sido uno.
M.V. ¿Cómo definiría a la Universidad de
Navarra en una frase?
R.S. Para
mí lo que más define esta universidad es su capacidad para respetar a los que
piensan distinto a ellos. Y lo digo porque no hay nadie que piense más distinto
que yo.
M.V. ¿Piensa entonces que lo que estudió en
la universidad era lo más adecuado para
desarrollar su profesión?
R.S. Mi
profesión la ejerce gente que no ha estudiado nada, o que ha hecho Derecho, Arquitectura
o Ingeniería aeronáutica… (casos reales). Así que lo mío por lo menos se da un
aire.
M.V. Entonces, sus expectativas profesionales
han sido colmadas.
R.S. Mis
expectativas profesionales son un proceso, no una meta. El proceso consiste en
que me paguen cada vez más por trabajar cada vez menos. Estoy en ello.
M.V. ¿Cree que su profesión encaja o
distorsiona las exigencias demandadas por la sociedad actual y futura?
R.S. O
bien no entiendo la pregunta, o bien no conozco las exigencias demandadas por
la sociedad futura, si es que se pueden conocer.
M.V. ¿Qué considera importante para la
profesión?
R.S. Tampoco
lo entiendo.
M.V. ¿Cómo le gustaría que le recordaran sus
amigos y familiares más allegados?
R.S. Pues
nunca lo había pensado, pero ahora que lo pienso… la verdad es que me da igual.
M.V. ¿Qué es “comunicar”?
R.S. Poner
una información en común. Y de paso, si es de la forma más clara y divulgativa
posible, mejor.
“Todos nacemos un poco guionistas, porque al fin y al cabo a todos nos gusta contar historias” |
M.V. ¿Qué consejo de “padre” le daría a un
alumno actual o futuro; o lo que
considere oportuno?
R.S. Que
nunca diga “yo trabajaría gratis”. Si tú no valoras tu propio trabajo es que no
debe de valer mucho.
M.V. ¿Qué considera importante para que los
alumnos afronten los estudios de comunicación?
R.S. Que
no se obsesionen por trabajar cuanto antes. Mi consejo es que, siendo
responsable, aproveches para estudiar todo lo que puedas a costa de tus padres.
Al fin y al cabo, tú no pediste nacer.
M.V. ¿Qué es aquello por lo que se sintió
más orgulloso como estudiante?
R.S. Tuve
una asignatura ridícula, se titulaba “Seminario de tolerancia y valores”. Era
como para ir al Edificio Central y pedir la hoja de reclamaciones. El profesor
nos pidió una valoración de la asignatura, y lo hizo antes del examen para que
las evaluaciones fuesen positivas. Yo aproveché para decirle cuatro verdades… y
me sentí un héroe.
M.V. Si le digo que “Yo también quiero ser
como usted”, ¿qué me diría?
R.S. Que
yo querría tener su edad.
M.V. ¿Por dónde se empieza a escribir un
guion?
R.S. Cualquier
cosa puede ser la chispa para empezar, pero yo diría que no se debe empezar
hasta que no tengas un final.
M.V. De todos los trabajos que ha realizado, ¿con cuál se ha identificado más?
R.S. He
tenido mucha suerte, porque he podido tratar mis temas favoritos: el sketch de
humor (La hora de José Mota), la
magia (Nada x aquí) y el misterio al
estilo Agatha Christie (La habitación de
Fermat).
M.V. La comunicación, ¿es una defensa contra
el “autismo” social?
R.S. No
sé qué es el autismo social.
M.V. ¿Tiene ilusión por alguna historia que le gustaría escribir?
R.S. Sí.
Tengo un guión a medias. Es una “peli de juicios”.
M.V. ¿Qué contestaría si le hago la típica pregunta de si “un guionista
nace o se hace”?
R.S. Todos
nacemos un poco guionistas, porque al fin y al cabo a todos nos gusta contar
historias.